Entre los gritos de pánico miro perpleja, el autobús se retrasó y mi viaje desde el olvidó me hizo perder la percepción del tiempo. Sin más preámbulo pregunto al más cercano. “Un árbol caminando” me dice, con tono lagrimeante. Entre los gritos de pánico miro (nuevamente): El máximo esplendor de la vida entre muerte.