martes, 30 de agosto de 2011

Dulce, dulce Demencia.

Básicamente antes de dormir no hago mucho. Me lavo los dientes, quito mi maquillaje, hago algunas muecas frente al espejo, cepillo mi pelo, me miro una vez más y me acuesto en la cama. Una vez allí, tomo mi notebook, reviso por última vez mi correo y mis redes sociales, selecciono la lista de reproducción de todas las noches, pongo las pastillas bajo mi lengua y me despido de ella, le pido me evite responder a sus tentadores llamados, imploro su compasión, la arranco, la insulto, la dejo a un costado. Pongo play. El resto es indudable, o no, tal vez.