miércoles, 2 de enero de 2013

Camino(s)


En el eterno andar de mi calle, chuteo las piedras de mi camino. Saludo a los vecinos uno a uno. El primero siempre es algo peculiar “Buenos días señor(a), tengo manzanas, avena, algo de esperanza fresca y sonrisas enlatadas”. Sigo de largo, doy tres pasos, o quizás más. Miro hacia el final de la calle, donde las casas parecen parearse unas con las otras. Toda mi calle, todos mis vecinos. Tanto como el más cercano, como el que vive en la última casa, todos igual de vecinos. Llego al final del camino y, “Buenos días señor, tengo manzanas, avena, algo de esperanza fresca y sonrisas enlatadas”